domingo, 24 de enero de 2010

de renovaciones y mudanzas-- parte II: perdiéndole el respeto a las sagradas estructuras

Esto que voy a contarles va a parecerles bastante surrealista, pero me temo que no va a ser la única experiencia por el estilo... auxilio!!!!!

Resulta que por estos lares es bastante popular instalar la lavadora y la secadora en el baño, y nuestra casa no es la excepción. La idea me tener dos maquinotas haciendo ruido y robando espacio en el baño no va con los grandes planes que tenemos para el baño principal, así que no tuvimos que pensarlo mucho para ubicar otro lugar que nos pareció que ni mandado hacer para instalar un cuarto de lavado, y Mario citó ayer a un plomero para que le hiciera un presupuesto de la instalación.

Pues bien, el fresco del plomero nos cobró 75 dólares por pasar a ver si era posible hacer los trabajos (qué difícil puede ser conectar las máquinas en el sótano, no creen? sobre todo al lado de las instalacions de agua), y nos salió con que la ley indica que el drenaje para la lavadora debe ser canalizado a una línea especial, con una inclinación de no se cuántos grados respecto a la pendiente donde se encuentra el drenaje para el agua de lluvia, blablablá.

A grosso modo calculó que, una vez que encontremos (nosotros, porque él no hace esas cosas) la entrada a ese drenaje específico, va a necesitar un día entero de trabajos junto con uno de sus ayudantes (hagan sus cuentas).Y para encontrar la entrada al drenaje hay que buscarla ni más ni menos que en los cimientos, en caso de que cuando se construyó la casa no hayan olvidado crearla para su eventual uso, clausurarla con una especie de capuchón de plástico y ubicarla a no más de tres pies de distancia de la toma principal del agua.

Así es que Mario se hizo de todas las siguientes herramientas para emprender la engorrosa tarea de abrir varios boquetes en el piso del sótano e introducir nada menos que una cámara para ver entre la insolación y los cimientos:

Y no vayan a creer que una tarea así sorprende a nadie, porque estas camaritas se consiguen en calidad de renta en cualquier home depot o similares.


A los cuarenta minutos de haber taladreado el piso e interpretar imágenes bastante creepys - allí abajo todo puede suceder- creímos localizar el dichoso capuchón, pero con una vuelta de la camarita zaz! ya no volvimos a verlo. Mario estuvo casi tres horas sentado en el frío suelo, respirando humedad y agujereando el piso sin misericordia, pero nada. Nos dieron las nueve de la noche y decidimos regresar a nuestro depa y pensar en la estrategia a seguir. Hasta el momento barajamos dos opciones: la primera es mejor rentar una mega sierra eléctrica, abrir un boquetazo y ver si el ·%$%$/% drenaje está ahí o no, después de todo vamos a tener que reparar todos los otros agujeros. La segunda es pagarle a alguien más para que levante un cacho del piso, se asome y tras contarnos lo que hay vuelva a clavarlo en su lugar, y la tercera (que se me acaba de ocurrir y por eso no la conté al principio) es conseguir a alguien al que le valga gorro los reglamentos y conecte la $%%&&$ lavadora al caño que está a medio metro, en el garage. No me importa si es el que recibe el agua con jabón o el de la taza del baño, arrrr! pero lo más seguro es que no hagamos algo parecido porque o nos puede caer una inspección y nos multan por emprendedores o cuando vendamos la casa el siguiente inquilino nos vaya a demandar...

En la siguiente entrega de esta extraña saga les contaré si va a haber manera de utilizar nuestra flamante lavadora....

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