Rentando el depa

Ayer fuimos a visitar el loft al que se mudó nuestro amigo Coco, en una antigua fábrica de tabaco que convirtieron en un complejo ultra urbano y chic, con vista al centro financiero de Montreal. El edificio me fascinó, pero al regresar al que vivimos actualmente, una hermosa construcción estilo art decó de los 40s, me sentí contenta de haber vivido un año y medio en esta área.

Nos dormimos como a las 3 de la mañana y hoy a las nueve sonó el teléfono, una persona muy interesada en visitar nuestro departamento (puse un anuncio el viernes en internet). Nos levantamos de un brinco a tender la cama y hacer algo de café, cuestión de recibirlo con los ojos más abiertos.

Le encantó. Ya llenó todos los papeles y ahora falta que lo apruebe el dueño, que es medio especial.

La verdad es que ha sido un gusto vivir aquí, y creo que voy a extrañarlo al principio. Sobre todo la ubicación en Outremont, uno de los mejores barrios de Montreal: al pie de la montaña y cerca de parques maravillosos, con restaurantes famosos y pequeñas boutiques artsys, y con casas magníficas que te roban el aliento, casi todas propiedad de los ricos judíos hassidic que han vivido en esta área durante muchas generaciones.

He gozado mucho de esta etapa. Caminé por todos lados durante el verano, descubrí tienditas increíbles, me hice fan de los baguels de la calle St Viateur y del helado del Bilboquet, abusé de los croissants aux amandes de la Première Moisson y hasta trabé amistad con el itinerante de la av Du Parc, para el que siempre reservo el cambio que me dan en mi tienda de abarrotes predilecta.

Una nueva etapa comienza... qué gusto me da poder decir que viví esta al máximo y que ahora estoy lista para lo que sigue!