lunes, 12 de abril de 2010

Los banlieusards

Mi mamá opinó que nuestro barrio parece sacado de un capítulo de Los años maravillosos. Las calles son amplias y bordeadas de árboles y las casas de una planta se alinean en estrico orden geométrico, con sus jardines al frente y atrás. Un típico barrio en la la banlieu, el término francés para los suburbios de las grandes ciudades canadienses: refugios lo suficientemente cerca de todos los servicios pero lo bastante lejos del downtown como para comprar una casa amplia por el precio de un microdepartamento en el centro.

Esta tarde pensé como nunca en lo mucho que nuestra rutina comienza a parecerse a la del banlieusard promedio: Mario pasó a recogerme a la estación del tren, fuimos al centro comercial a comprar un asador gigante para la bbq que estamos organizando para la inauguración oficial de la casa, y cuando llegamos ya nos estaba esperando el perro para su paseo en bici de la tarde.
"Esto está pareciéndose a Los Simpsons", -me dije mientras le pasaba una cerveza a Mario, que en este momento sigue armando el armatoste para asar sus hamburguesas y mi versión veggie con portobellos y salchichas de tofu.
Así que para equilibrar un poco la balanza, estoy terminando de cocinar una rica cena macrobiótica con quinoa, pimientos, espárragos, hongos y sal de mar (de las salinas de Nayarit). Ya pueden los vecinos zamparse su maccaroni & cheese frente a la tele...

Ah! y el nuevo toque de locura: para desensibilizar al testarudo de Kuma, que odia a los patinetos y tiende a querer mordernos si no lo dejamos salir corriendo tras de ellos, hoy compramos una patineta... la idea es que uno de nosotros jale a Kuma en bicicleta, el otro los alcance equilibrándose en la patineta para familiarizarlo con el ruido y el movimiento, todo esto rezando por que nuestro tratamiento funcione y que nadie acabe descalabrado en el hospital.

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