miércoles, 17 de marzo de 2010

Un sonido en el cielo me alertó de algo maravilloso que estaba sucediendo.
Ese sonido.
Alcé la vista y los vi...
Eran más de cien, y mas allá pasó una treintena, y después una columna que parecía venir de otra dirección se cruzó con ellos en el mismo espacio, en una armonía perfecta las dos "V" parecieron fundirse por un momento, y tras un breve espacio de nuevo se hicieron dos, quizás cada una hacia un lago diferente, siguiendo no se qué exactos instintos..
Son los patos salvajes que ya regresan para la primavera, listos a procrear en los mismos lugares en los que ellos a su vez nacieron, tras una temporada en el sur más cálido.
No me dí cuenta en qué momento se me arrasaron los ojos de lágrimas, y por un instante volví a sentir la comunión de aquel día de otoño en que vi partir a los primeros migrantes.

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